sábado, 3 de enero de 2009

Un Lobo que terminó remando


Con los brazos en alto, el equipo de Gimnasia despidió el 2008 con muchos altibajos futbolísticos y emocionales. Ahora encararán la próxima etapa; crucial para aspirar a la clasificación.
Al Lobo otra vez lo invadió la sensación del naufragio como los últimos años. Y ahora Gimnasia lucha por sobrevivir en la categoría como si estuviera perdido en la Isla de la serie “Lost”.
A mediado de año, en la primera etapa de la edición 2007- 2008, los entonces conducidos por Gustavo Orellano zafaron de la promoción faltando dos partidos por jugar, (la última fecha y un partido pendiente con Talleres de Perico por la fecha 26). Fue tras vencer a Juventud Unida de San Luis por 2-1 y festejaron el triunfo como si hubieran clasificado a la final.
Era tanta la presión vivida hasta la fecha 30 que aquel triunfo significó el final de una racha de cinco partidos sin poder ganar y un cúmulo de inexplicables preguntas que terminaban en la simple respuesta facilista de “es el misterio del fútbol”.
El plantel eran hasta antes de ese momento, los personajes perdidos en una isla. Y su brújula alocada les impedía ubicar el norte. Pero en la fecha 31, Juventud Unida cayó desde las tierras puntanas y no sólo le dio revancha,sino que le permitió ver el horizonte, el que no apuntaba hacia la derrota.
Así arrancaron la temporada 2008- 2009, con otra actitud y sobre todo con bases más firmes, para soñar con algo más que permanecer.
Con cuatro triunfos, tres empates y una derrota despuntaba el camino por el cual Gimnasia quería circular, el de los líderes del torneo.
Se le ganó a Juventud Antoniana en Salta, uno de los candidatos y equipos más fuertes de la categoría por 2 a 1 con un responsable: el “Gato” Godoy, quien se ganó el puesto con sacrificio en la fecha 26 de la temporada 2007-2008.
A un Alumni que venía de Córdoba envalentonado, y esto ocurrió gracias a la mano mágica de Prieto, a los 47 minutos del segundo tiempo, la cual el árbitro Raúl Lemos no la vio. Y ante un Desamparados con el que coprotagonizó un partido muy luchado en la fecha 6, pudo superarlo por 3-2. Entre otros.
Partidos como estos eran los jugados en la primera ronda de la primera etapa de la edición 2008- 2009. Pero todo lo que se había cosechado se vio derrochado en la segunda ronda de la misma etapa. Tan sólo una victoria se alcanzó, y fue en la última fecha jugada ante Central Córdoba, y un empate. Ambos resultados conseguidos bajo la conducción de Raúl Rogel.
El resto fue un esfuerzo que no se lució. El desgaste existía pero no apareció la capacidad de llegar a la concreción. Claro está, los errores existían pero la falla estuvo en no encontrar la forma de corregirlos en el momento que realmente se debía, en los partidos. De 85 tiros al arco que se realizó en la actual temporada sólo se marcaron 15, de la cual uno fue en contra (9 de locales y 6 de visitantes).
En casa, la exigencia y la presión ejercida por su gente era mayor, pero, como “hijos del rigor”, parece que esa era la forma de “recargarse”, porque así los números lo afirman: de ocho partidos jugados de local, 4 se ganó, uno se empató y tres se perdieron, sumando así 23 puntos contra 5 de visitante.
Sin embargo, nada logró consolar a la gente gimnasista que quiere buenos resultados. La preocupación generalizada, más allá de haber terminado el 2008 con un triunfo frente a Central Córdoba, es que hayan transcurrido diez fechas sin poder festejar una victoria.
Entonces, esto quiere decir que el problema está injertado en la raíz del plantel. Nivel físico y futbolístico hay de sobra, lo demostraron en la primera ronda. ¿Pero qué causó el bajón estrepitoso de la segunda? El factor anímico.
Para dar solución a esto trabajan los dirigentes y el técnico. Para cosechar triunfos trabajan los jugadores. El objetivo para el 2009 no tiene muchas alternativas. Es ganar y pelear bien arriba. La que viene, es la etapa más importante y la propuesta es despedir el año lejos de la sensación del naufragio; marcando rumbo hacia un horizonte más claro: la clasificación.

Deportivo Maipú
Comenzaron los trabajos. Con todo el plantel en el primer día de trabajo, el Cruzado volvió a verse las caras; algunas nuevas, otras no tanto. Estuvieron presentes Maximiliano Natalicchio (defensor - volante), Javier Villaseca y Luciano Abalos (ambos delanteros), nuevos refuerzos del Botellero para la segunda parte del torneo. Los trabajos de ayer consistieron en trote y otros movimientos livianos, como para que el equipo comience a agarrar ritmo.
Estuvo ausente Carlos Sperdutti, quien todavía está de vacaciones y regresaría el próximo miércoles a la provincia. Héctor Escobar, AC, y Gabriel Isotelli, PF, fueron los que comandaron la práctica. Mañana todo el plantel se trasladará a Barrancas, donde comenzarán los trabajos fuertes de pretemporada. Se aguarda la llegada de los hermanos Sperdutti para cerrar un cuarto refuerzo, que podría ser un arquero.
Fuente: Los Andes.

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