
El plantel y el cuerpo técnico deberán buscar las explicaciones de una nueva derrota, para encarar el encuentro con Chicago
Otra vez, el Tomba tropezó con la misma piedra. Nuevamente se quedó con las manos vacías cuando ya tenía el punto en el bolsillo. La historia vivida ante Talleres en Córdoba tuvo otro capítulo negro, ahora con el líder del campeonato. No hay que olvidarse que contra Independiente y Ben Hur sufrió de igual manera, pero se quedó con la victoria.
¿Por qué el Expreso termina sufriendo goles en tiempo de descuento? Es una pregunta que los mismos protagonistas no pueden contestar. Claro, hay argumentos y tienen que ver con errores propios y circunstancias fortuitas.
En Tucumán se dieron dos situaciones que determinaron la conquista de Luciano Krikorián en el minuto 48. Una fue que la defensa no se reordenó bien con un jugador menos y el marcador local apareció sin marcas para meter un cabezazo fantástico al ángulo. La otra está íntimamente relacionada porque el hombre para tomar al “salvador” tucumano ya no estaba en cancha, el indicado en las pelotas paradas (el envío llegó de una segunda acción de corner) era Julio Moreyra quien había sido expulsado algunos minutos antes.
No hay dudas de que en la noche del lunes existió una gran virtud del futbolista contrario pero también deficiencias a la hora de marcar cerca del arco defendido por Sebastián Torrico. Algo que ocurre con frecuencia y que no se puede dar el lujo de repetir si quiere pelear el campeonato.
La falta de concentración en algunas jugadas puntuales también se dejan en evidencia, el ejemplo más claro se dio con los cordobeses en el estadio Olímpico. Talleres convirtió dos goles apelando a centros frontales desde la mitad de la cancha, dejando al descubierto la pasividad defensiva en los segundos finales.
Los errores se pagan muy caro. Y duelen más cuando tenía todo para doblegar al puntero y sacarle así el invicto en su estadio. Porque si Fabro y Ramírez aprovechaban las dos contras (mano a mano con Caffa) que tuvieron, ahora se estaría hablando del gran golpe dado por el Expreso.
Pero la realidad marcó otra cosa. Que el elenco volvió a dormirse una pequeña siesta en tiempo de descuento, corta pero suficiente para quedarse con el grito atragantado y la bronca a flor de piel.
Fuente: Los Andes.
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