lunes, 27 de abril de 2009

Godoy Cruz no pudo con Bossio y perdió 1 a 0


Tombinos al ataque. Los defensores Martínez y Sigali van a buscar el cabezazo.

Y la promesa de buen partido se hizo realidad. Todos los presagios se cumplieron, pero con esa gran cuota de incertidumbre que da el fútbol cuando el ganador no es precisamente el que mejor juega.
Y tampoco el que más veces llegó al arco contrario. Y menos aún el que más situaciones creó. Y siguiendo con los argumentos, ni siquiera ganó o empató aquel equipo que estampó tres pelotas en los caños del arco.
Lo ganó Lanús, con la simpleza de haber conseguido un gol y haber sufrido infinidad de pelotas que pasaban por las narices de sus defensores y acababan en las manos del Gigante Bossio, que ayer no tuvo nada de Chiquito.
Por eso, Godoy Cruz confirmó su teoría de equipo ofensivo, de generador de ataques, y de tantos otros conceptos que lo tienen como uno de los mejores conceptuados en el tratamiento de la pelota. Pero con eso no le alcanzó para llegar al gol.
Y perdió 1 a 0 con el escolta del torneo Clausura de Primera A.
A pesar de renovar su agilidad para cubrir espacios, cerrarle las vías de llegada al rival, aplicar en forma eficiente los relevos ofensivos, con una multiplicación de variantes, muy a pesar de todas esas sensaciones de vitalidad... el gol no llegaba.
Ni con Borghello dándole al arco o tirando centros “buscapiés”, ni con Caruso pegándole de lejos y de cerca, ni con Encina o Formica buscando que la pelota se dirigiera a la red: los intentos estaban, pero la fórmula mágica para superar a Bossio, no.
Y sobre el final, con tanto dominio local y tantas atajadas, el arquero de Lanús salió con un balón teledirigido de un saque de meta y la pelota fue volando hasta dar en el Blanco (Sebastián, el 10), que con un toque habilitó a Salvio, quien no dudó y puso el 1 a 0.
Contragolpe directo y efectivo. Aunque con la ayuda de un descuido defensivo: Martínez dialogaba con Vallés, que había pateado al arco.
El que había llegado 10 veces terminaba el primer tiempo perdiendo contra el que apenas se había arrimado 3.
Con todo el compendio de sus habilidades, Carlos Bossio siguió agrandando su figura mientras los jugadores de Godoy Cruz se empecinaban en quedar solos con el arquero y demoraban sus remates.
Pero no crean que Lanús esperó como antes. Esta vez, desde los vestuarios las indicaciones fueron otras. Los volantes se juntaron más, la presión cambió y el Tomba no tenía tantas libertades. Además, Salvio y Sand conseguían unir sus fuerzas para molestar a Ibáñez.
Las estampitas de los postes seguían protegiendo a Bossio (una de Borghello y otra de Caruso) que no se descuidó en ningún centro ni en un potente remate de Leiva.
Había menos gente en la defensa local, que quedaba más expuesta a las apariciones de Sand y Lagos.
El Tomba venía de 3 empates y hacía 5 que no perdía. Sus hinchas se relamen por un triunfo que los califique otra vez de “equipo peligroso”.
Pero si un arquero tiene su suerte abierta, le será bastante complicado.
Fuente: Uno.

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