lunes, 4 de febrero de 2008

El Güeyma, de puro corazón


¡Gritalo Bati! Carlos Nadalich sale a festejar lo que fue el empate parcial del Deportivo Guaymallén. Después, a los 48’, lo terminó ganando.
Los corazones italianos no lo olvidarán jamás. Los corazones de esos jugadores que no se dieron por vencidos nunca y que en los últimos minutos dieron vuelta un partido infartante frente a un rival que siempre lo complica. Los corazones de sus hinchas que no podían creer el partido que acababan de ganar. Goce total en Rodeo de la Cruz.
Y eso que Guaymallén tuvo un arranque como para ganar cómodamente, con gran control de balón y ocupando todo el espacio de Atenas. Con Ramiro Vélez desbordando por derecha, Blanco por izquierda y Luis Pérez dominando la zaga central. Adentro del área, Nadalich siempre estuvo atento para complicar.
Pero todos los méritos no se tradujeron en la red, porque la defensa riocuartense siempre estuvo firme. Claro que mucho tuvo que ver también su gran arquero, Bardín, que primero le tapó un potente tiro a Blanco y después otro más al Pikachu Braile.
En el arranque del segundo, tiempo Mauro Lagioia enmudeció al Hugo Pedro Alastra rompiéndole el arco a Tula.
Encima, la mano al local se le puso más brava cuando el Tricolor se quedó con uno menos por la injusta expulsión del “1”.
El sanjuanino Luis Pérez, que estaba jugando bárbaro, agarró el buzo de Tula y se mandó al arco. No quedaba otra porque al Güeyma no le quedaban más cambios. A los dos minutos, el volante central le sacó un mano a mano a Tambussi, cuando el delantero le quiso tirar un caño.
Con todas esas complicaciones y jugando con cuatro delanteros, el Italiano iba ciego buscando el milagroso empate. El milagro sucedió a los 45’, cuando el Cabezón Castro bajó un centro para que Nadalich empatara el partido, también de cabeza.
El punto a esa altura ya era negocio, pero cuando al partido no le quedaban minutos y sólo restaban segundos, Ramiro Vélez clavó un tiro libre hermoso.
Ya no había aire para respirar en Rodeo. El Güeyma lo ganó con su corazón de hierro.
Fuente: Uno.

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