lunes, 20 de abril de 2009

Maipú goleó a Gimnasia


Toque de gol. Lucas Gamba ya pateó sin que llegue Sebastián Sánchez, ante la salida del arquero Marcó.

Ni el bochornoso final de La Tota Hernán Medina queriendo agredir a Carlos Sperdutti, su propio director técnico, podrá empañar semejante superioridad del Deportivo Maipú sobre Gimnasia y Esgrima. La paternidad maipucina cambió de parentesco, porque no lo tiene de hijo, lo tiene de nieto al Lobo.
El lapidario 3 a 0 del Cruzado sobre el Blanquinegro en la otoñal mañana del Malvinas marcó el destino de ambos en este torneo. De las dos fechas que restan, el vencedor de ayer seguirá luchando por meterse entre los mejores terceros a la próxima fase. Al vencido, en cambio, le espera un duro calvario, ya que tendrá que pugnar por no promocionar y si no reacciona rápido hasta peligra la permanencia en la categoría.
Y así, con esas dos realidades diferentes, salieron a jugar por cuarta vez en el torneo. Cada uno demostró para qué está en el campeonato. Ambos echaron hielo y brasas al corazón de sus hinchas.
Al juego sólido y granítico que el Deportivo Maipú venía mostrando ayer le agregó otra gran virtud: la efectividad. Esta materia el Cruzado la aprobó con diez.
Porque mientras Gimnasia toqueteaba el balón en la mitad de la cancha sin ser profundo ni lastimar, Maipú fue pura practicidad.
No habían pateado a los arcos cuando los maipucinos aprovecharon que el Gordo Álvarez no es defensor para sacar ventajas. Gamba envió un centro por la derecha y el delantero metió las manos para impedir el recorrido hacia el área. Penal que Leonardo Torres acomodó a la derecha de Marcó. Primer tiro al arco, primer gol.
Herido y apurado, Gimnasia fue busca del empate y no se percató de que le estaba regalando los espacios que tan bien aprovecha el Súper Dépor cuando va ganando. En su nuevo rol de armador y lanzador, el Pampero Coria le metió un preciso pase en profundidad al veloz Gamba, que le ganó la espalda a Sánchez y cuando el apurado Marcó le salió, definió con un toque sutil.
Era la segunda vez que la visita visitaba el arco local y ya había marcado una diferencia de dos. El Lobo sólo reaccionó con dos tiros libres del Quico Marchetti que Olguín resolvió con solidez.
En el segundo tiempo los dirigidos por Sperdutti pusieron el piloto automático y dejaron la nave al mando del mejor volante central de la categoría: Enzo Imbesi.
El Gringo manejó todo, los tiempos, la pelota y hasta el marcador, porque cuando sus compañeros no lo podían definir, robó una pelota en la salida mensana, gambeteó a Villafañe y asistió a Villaseca para que éste terminara de sellar un resultado indiscutible.
Antes de que Imbesi gestara la jugada, su compañero de equipo amagó con arruinarle su excelente mañana.
Una acalorada discusión entre Medina y Carlos Sperdutti hizo que el claro triunfo de Maipú se desvirtuara un poco, pero ni eso pudo tapar la enorme distancia entre uno y otro.
Fuente: Uno.

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