jueves, 29 de noviembre de 2007

Sube con argumentos sólidos


Entrada clave. Luis Ovelar resultó determinante en los minutos que jugó.
"Es el tramo más complicado del torneo. Tenemos cuatro finales por delante”. Ya había concluido el clásico contra Independiente Rivadavia y Daniel Oldrá analizaba los pasos a seguir por el Tomba en las últimas fechas. Ya pasó con victoria Ben Hur y Quilmes y ahora la próxima estación se llama San Martín de Tucumán (en el cierre va contra Nueva Chicago).
El Gato aspira a terminar el año entre los tres primeros de la tabla y va por el buen camino. Con argumentos futbolísticos sólidos y con mucha capacidad desde el banco para revertir situaciones difíciles, este plantel, conformado en su mayoría por jugadores del club, va adquiriendo una identidad de pura cepa tombina.
Capacidad de reacción. El triunfo ante Quilmes fue la muestra cabal de un equipo que sabe sobreponerse a la adversidad. Perdía injustamente uno a cero y supo cambiar el desarrollo del partido con armas limpias. No se desesperó nunca y después del empate buscó ganar el juego con buen fútbol. Pese a desperdiciar varias situaciones propicias para convertir en el comienzo, supo encontrar el momento justo en el área rival.
Es clave que el Expreso tenga la capacidad de reaccionar con inteligencia; de modificar la actitud aun mostrándose inferior a su oponente, como frente a Ben Hur, cuando fue superado claramente en la primera etapa y luego, con algunos movimientos tácticos, mejoró el rendimiento y terminó ganando el compromiso.
Variantes ganadoras. Si hay algo que rescatar del adiestrador en esta nueva etapa es su buena lectura del juego y de lo que necesita su elenco. En el clásico Leopoldo Gutiérrez le dio la razón (convirtió el segundo gol) cuando decidió hacerlo ingresar por Gabriel González. Además le ratificó la confianza a Fernández, héroe del derby.
Por su parte, en Rafaela, la noche venía muy negra. Por eso Oldrá metió mano y no se equivocó. Armó línea de tres en el fondo (Franco reemplazó a Pereyra) y soltó a Gabriel Vallés como carrilero izquierdo. El lateral terminó siendo fundamental en el triunfo. Con mayor presencia de hombres en la mitad, se adueñó del balón y tuvo mayor influencia en ataque.
El martes ante el Cervecero también resultó determinante la modificación del esquema. Arrancó con un 4-4-1-1, pero al ir en desventaja puso toda la carne al asador. Adentro Luis Ovelar y otra vez afuera el pibe Pereyra. Pasó a moverse con un 4-3-1-2 (Garín bajó a marcar el lateral) con los dos tanques bien arriba. ¿Conclusión? El paraguayo metió la igualdad y fue una preocupación constante para los defensores quilmeños. También fue importante la entrada de Martín Aguirre, gestor intelectual de la jugada que terminó en el gol de Ramírez.
Ramírez, el gran conductor. Por fin el Tomba encontró la mejor versión futbolística de David Ramírez. El volante es la pieza “distinta” del equipo y no hay dudas de que marca diferencias si se encuentra bien físicamente y de la cabeza. Es el hombre pensante y de sus pies salen las mejores asistencias; le sirvió el empate a Ovelar; dejó mano a mano a Fernández con Pontiroli y armó una gran jugada con pase perfecto incluido a Fabro, quien remató y tapó el uno. Una actuación completa de un futbolista completo. A su claridad en el trato de balón y manejo de ritmo, el ex Olimpo le agrega llegada al área y gol. Lleva dos consecutivos, ambos decisivos para definir los compromisos.
Fuente: Los Andes.

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