
La maneja. Leonardo Torres le tirará un sombrerito a Hernán Muñoz, de Trinidad. Ganó Maipú y llegó a 45 puntos.
Le rompió la red. Lo gritó y lo gritaron en todo el estadio como si hubiera sido en una final. Quedó claro que el tiro libre impresionante de Hernán Medina selló la victoria para Maipú ante Trinidad y lo dejó prácticamente en la segunda fase.
Fue en el último minuto del partido cuando respiró el equipo de Carlos Sperdutti. La figura de la cancha le dio de zurda al ángulo de Gómez en un tiro libre y la pelota rompió la red del arco y dio en la tela olímpica. Golazo con todos los condimentos, dirección perfecta y velocidad implacable.
Merecía festejar antes del final la gente de Maipú. Los Cruzados fueron superiores durante todo el partido pero le faltó precisión para definir.
En la primera mitad con dos enganches, Zapata y Torres, dominaron las acciones y convirtieron al arquero del León sanjuanino en figura. Primero Villaseca remató a pocos metros del portero y éste la sacó al córner, el delantero cinco minutos después volvió a probar y Gómez la tiró por arriba del travesaño.
Llegaba por las dos puntas el líder de la zona C y Paratore cabeceaba en el segundo palo, la pelota cruzaba la línea y salía por el fondo. La liebre lo tuvo nuevamente pero su cabezazo dio en el travesaño. El rival perdía en todos los sectores de la cancha y no generaba juego.
El partido se empezó a calentar culpa de un mal arbitraje ya que Juan Pablo González condicionaba a los dos sacando muchas tarjetas amarillas. En el final expulsó a Silva por tomar a Imbesi cuando sólo era una tarjeta amarilla. Aprovechó esos minutos en el final Maipú y ahora sí Paratore de cabeza abajo marcaba el 1 a 0 tras un centro de Benítez.
En la segunda mitad nada cambió y ya a los 2’ Torres de zurda y de afuera remató tras una buena pared con Villaseca y la pelota dio en el palo.
Pasaban los minutos y el visitante se refugiaba atrás y apostaba a un contragolpe que nunca llegaría.
Maipú con desprolijidad seguía buscando y Torres nuevamente se lo perdía tras un centro de Benítez que le pegaba en la rodilla y se iba por arriba. A los 20’ el que lo tuvo fue Rodrigo Zapata que, entrando al área sin marca, remató arriba del travesaño.
Todo era del Botellero que al no marcar se desesperaba y terminaba jugando mal por los nervios y las tarjetas del árbitro.
A los 30’ Tello sacó en la línea un centro de cabeza de Echeverría cuando Paratore sólo tenía que tocarla.
Pero la tarde que ya era noche guardaba un premio para todos los presentes. Estaba al caer el segundo de Maipú pero nadie se imaginaba cómo, si la falta de puntería era evidente. Llegó con un tiro inolvidable.
La Tota Medina fue ídolo por una noche con su remate y dejó la tranquilidad en calle Vergara. El Cruzado sigue en la punta, nada lo para y cuando no puede colectivamente tiene individualidades que marcan la diferencia.
Fuente: Uno.
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